domingo, 5 de junio de 2011

Abrirse y Cerrarse


No pude hacer otra cosa. Los sollozos eran suficientemente fuertes como para llamar la atención de todo el vagón de tren. Normalmente en mis trayectos hacia el trabajo disfruto de la lectura, Murakami tocaba esos días. Aquel en concreto no pude hacerlo: coloqué el separador en la página 225 y cerré el libro. Me levanté. Me desplacé despacio hasta situarme a su lado. La vi.

Me contó su historia mientras se secaba las últimas lágrimas:
"Enamorarse es como salir a la calle sin abrigo" me dijo cuando instintivamente me sorprendí abrazándola.
"Igual que las flores al amanecer, solo que ellas se abren al mundo, y nosotros nos abrimos a las personas. ¿Pero qué hacemos cuando, simplemente, desaparece esa persona a la que estamos queriendo tanto? Un día está aquí y al otro ya no. Sin manera de comunicarme con él, lloro cada noche antes de dormir. Es mi ritual desde ese día."
"Estuve mucho tiempo esperándole, con las ventanas y las puertas abiertas. Pero hoy he decidido ponerme esta bufanda, cerrar las ventanas y destruir el sol".

Abrirse y cerrarse. El binomio que lo cambia todo. La abracé más fuerte, mi parada llegó pero no me bajé.

2 comentarios:

  1. Es precioso... de verdad, realmente precioso >.< mejoras a pasos de gigante! :)
    qué haces más a menudo, ¿te abres o te cierras?
    (sin doble sentido.. haha)

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar