Al principio intentamos olvidar y cuanto más lo intentamos más recordamos.
Poco a poco recuerdo que pasada la media noche venías a mi lado, tu brazo rodeaba mi espalda y tu rodilla rozaba mis muslos. Recuerdo que encendías una vela con mucho cuidado de no despertarme y que cuando un giro de página hacías ponías empeño en silenciarlo cuanto podías.
Pasados los años intentamos recordar, mas los recuerdos se escapan como arena entre los dedos. Una arena seca que cae lenta pero cae toda.
Poco a poco olvido tus uñas y cómo arañaban mi espalda, olvido tu olor y la suavidad de tu rostro en el mío, las flores que amabas, los sitios de las cosquillas y olvido tu risa, el color de tus ojos, la fuerza de tu abrazo y olvido tu olvido.